domingo, 1 de noviembre de 2009

Felicidades.


Viernes al atardecer. Yo. Aprovechando que este fin de semana iba a estar solo, decido salir de fiesta todo lo posible.
Riiiiing, Riiiiing, Riiiing.
-Hola Papá. ¿Que tal en San Sebastián?.
-Bien bien, estamos aquí con los tios pasandolo bien. Oye, que te llamaba porque aún no has llamado a mamá y la has felicitado por su cumple, que es hoy.
-Ah joder, vale vale ahora la llamo.
-Pero esperate 5 minutos o así, que si no va a sospechar.

Os puedo jurar que en ningún momento sospeché siquiera que fuera el cumpleaños de mi madre.
Puuuuuuuuu, Puuuuuuuuuu, Puuuuuuuuuuu
-¿Si?
-¡Hola mama!
-Hola cariño, que tal, ¿te estás apañando solo?.
-Si, si, todo bien. Escucha, que te llamaba para felicitarte, que esque en todo el día, entre la uni y mil cosas, no he tenido un momento traquilo para llamarte.
-Aahhh, ¡mi amor!, ¡Te has acordado!, no sabes la ilusión que me hace. En serio. Pensé que te habias olvidado por completo. Muchas gracias por acordarte cariño.
-Nada nada. Encima. Por un año que me acuerdo...Esque como esta mañana habeis salido de viaje directamente, desde tu curro, no he podido decirtelo en persona.
-Jo cariño. Pues muchas gracias. ¿Que tal? ¿Cual es el plan de hoy?.
-Nada... lo del choulloween de los de teatro y luego estar un poco con los de clase.
-Vale venga, no salgas hasta muy tarde. ¿vale?. Un beso.

Me sentí sucio, falso, y superficial. Realmente le había hecho feliz llamándola por su cumple. Pero aquella felicidad era un flor de plástico.

3 comentarios:

carlangas dijo...

Me ha molao lo de la flor de plástico...

Copiando aquella frase tan odiosa diré más: La ignorancia no da la felicidad, pero por lo menos ayuda.

Gonzalo dijo...

Exacto. Un abrazo.

Kermit dijo...

Dile que se meta en Facebook, y así no habrá peligro.