viernes, 23 de octubre de 2009

Diario de viaje.


Dia 23 de agosto de 2009.
Como acto especial, nos hemos levantado "pronto" para ver un mercadillo callejero que luego resultó no estar por ser domingo,(con lo que me gusta a mí el Rastro).Después del mercadillo inexistente nos fuimos a ver el Castillo de Bratislava, el cual estaba de reformas y no era especialmente bonito, aunque ofrecía una vista espectacular de la ciudad. Donde finalmente comprendes porqué la llaman "la ciudad de las torres".
Como ya era un poco tarde, nos fuimos a comer al albergue. Comí una sopa, un plato de queso a la plancha con ensalada, acompañado de unas patatas con mantequilla y una cerveza. Todo por 7,50 euros, no está mal.
Más tarde fuimos a ver algo que resultó ser un depósito de agua abandonado, muy aburrido. Pero pegado al depósito había un enorme edificio que a todas vistas parecía también abandonado. Entramos por un barrote que faltaba en la verja y nos metimos en el gigantesco edificio sin tener mucha idea de si había mendigos viviendo dentro, yonkis o cualquier otra cosa.

Una vez en el interior nos encontramos a un graffitero que nos contó que el sitio en su día fue un hospital. El sitio era espectacular, el edificio antiguo tenía instalaciones modernas, contantemente había habitaciones desnudas, y en sus paredes, algunos restos de su antigua actividad. Fe de ello daban un par de puertas acolchadas, una habitación insonorizada, y un cartel en una puerta, indicando el grosor de una placa de Plomo (¿radioterapia?). Según fuimos subiendo descubrimos un salón de actos y una azotea preciosa, un sitio perfecto para estar con una chica. El tejado, con sus tejas ovaladas recordaba el vientre de un reptil y entre su estructura interna, compuesta exclusivamente de grandes vigas de madera, vimos escondida una bolsa de deporte.

Inmediatamente nuestra atención se centró en la bolsa, estaba llena de algo, al palparla por fuera parecían haber una caja y unos libros aunque tan solo era una suposición. Estábamos tan asustados y la mochila estaba tan escondida, que nos faltó valor para abrirla y ver lo que contenía. Nos fuimos de allí. Por el camino cogimos unas placas escritas en eslovaco para pegarlas en nuestras respectivas habitaciones.
Después cenamos en el Pizza Mizza, una pizza enorme por 3,50, debido a que era domingo y había descuento. Más tarde fuimos de fiesta a un local llamado Sparx, pero coincidencias del destino, estaba de reformas así que nos fuimos a un sitio muy del rollo chilín chill out. No tardamos en irnos. Volvimos al albergue y estuve en la sala de estar hablando con Alfonso, hasta altas horas de la madrugada, sobre tener pareja y ese tipo de moñeces.

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