A Juan era algo que le encantaba, verla prepararse por las mañanas.
Desde elegir la falda correcta, el maquillaje, el pelo...su colonia. Con
cuidado colocaba cada elemento en su sitio, hasta formar una
composición perfecta.
En cierto modo le recordaba a una actriz. A
una joven actriz que se disponía a salir a escena radiante, fantástica,
para recibir los aplausos y los piropos de un público siempre atento. El
escenario se llenaba de adoquines y farolas y el público, se giraba al
verla. Siempre que pudo fué a verla actuar, nunca se sabía cual podía
ser la última función. La espera, el frío o el precio de la entrada eran
un pago más que justo por aquel espectáculo.
Con el tiempo, aquel teatro cerró.
Juan,
quiso seguir cultivando aquello que descubrió en esas butacas. Pero se
le hizo dificil. Se hace dificil ver otra obra, cuando te das cuenta
que están intentando, sin éxito y de una forma ridícula, parecerse a la
obra de aquel pequeño teatro. Aquel que visitaste por vez primera y que siempre guardarás en tu interior.
Patea. Patea las calles, nunca encontrarás otra igual de buena.
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1 comentario:
Nadie es una copia cutre de nadie. Cada persona es única, con cualidades increíbles.
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