Diario de viaje.

Dia 17 de agosto de 2009.
Nos hemos levantado sobre las 7 menos cuarto en la granja de Greim. El sitio era precioso y el desayuno consistió en pan, mermelada, queso, jamón y miel. Muy acojedora.
Salimos hacia Krems, paramos a comprar unos huevos, fairi, sal y aceite. Comimos allí, cerca de Melk.
Gastón llevaba unos kilometros con molestias en su rodilla y al final en Melk fuimos al hospital. Allí pinché la rueda trasera.
Mis alforjas han estado dando problemas continuamente con sus esquinas interiores, se acercan demasiado a la rueda y clavan las piezas rigidas en los radios. Haciendo muy difícil avanzar y produciendome un estrés importante.
Como Gastón no puede forzar las piernas por prescripción del médico hemos decidido hacernos el tramo que queda hasta Viena, para el día siguiente, en tren. Es un poco malo el hecho de que no hallamos completado ni una sola etapa según estaba programada. Pero por otra parte tendremos tiempo por la tarde de ver la ciudad.
Al salir de Melk en busca de un lugar para dormir giramos a la izquierda en el primer desvío. Dejando atrás el carril, el Danubio y nuestro destino original: Krems.
Pasamos una vía de tren y un pequeño cúmulo de casas, hasta llegar a un camino que se adentraba en un bosque.
El camino acompañaba a un riachuelo a través de una infinidad de abetos y chopos. Pasado 1 km el camino se abría formando un claro con árboles cortados y apilados. Allí hicimos la fogata y establecimos campamento. Para cenar hemos hecho unos riquísimos macarrones bologñesa. En el pueblo compramos unas cervezas y ahora nos las estamos tomando a la luz de una preciosa hoguera.