-Hijo, ¿cuando tienes la orla?
-El martes creo
...
-¿Y no te vas a afeitar un poco?
-No empieces, así estoy bien.
-Con lo guapo que estás cuando te afeitas, ¿porque no lo haces solo por esta vez?
-Ya estamos, que a mi me gusta la barba, además si he estado todo el año con barba ¿porque me tengo que afeitar para la orla?, sería mentir a las generaciones futuras.
-Que triste me pones, en fin haz lo que te dé la gana, total...
Esta conversación se ha repetido en mi casa como 4 veces en la ultima semana, mi madre, agil y sigilosa como un depredador, esperaba a que estuviera con la defensa bajada para atacarme allá donde estuviera, sofá, habitación, baño... Por suerte yo sabía que esto es tan solo era una carrera de fondo y que al final me saldría con la mía.
Lo que no parece entender mi querida madre es que la barba es atemporal, nunca pasa de moda porque nunca a estado de moda, de igual forma nunca a caido en el olvido, fé de ello dá el sin fin de personajes ilustres que decidieron cubrir su rostro de un tapiz de vello. Aquí tenemos algunos ejemplos:









