Alguien vistiéndose a oscuras.
Con excesivo cuidado de no hacer ruido, se incorporó sobre su cama, miró el reloj digital con luz que le habían traído los reyes, 1:30, era la hora.
Moviéndose con mucho cuidado salió de su cama, notaba su respiración acelerada, era indispensable que sus padres no le oyeran, “esas no son cosas para un niño de 11 años” dirían, que sabían ellos.
Sentado en la cama alargó el brazo en medio de la oscuridad hacia donde supuestamente debía estar la silla con la ropa preparada, con mucho cuidado de no hacer ruido, poco a poco se fue vistiendo, era muy importante no hacer ruido. Se puso la primera prenda que alcanzó, los pantalones, eran unos vaqueros un poco rotos, pero ideales para la ocasión, una vez puestos alcanzó los calcetines y la sudadera, no estaba muy seguro de haberse puesto del todo bien los calcetines, pero eso que importaba ahora, debía de centrarse en lo que iba a hacer aquella noche, no se podía echar atrás. Volvió a tantear en la oscuridad la silla, cuando por fin tras un rato la volvió a encontrar no halló lo que buscaba, “la camiseta, donde está la maldita camiseta “ se empezó a poner nervioso y a sudar, intentaba escudriñar la oscuridad de su cuarto para intentar ver algo, nada, no se veía absolutamente nada, las cosas no estaban saliendo como debieran, “¿Dónde estaba la camiseta?” todo estaba saliendo mal, no iba a poder ir, y Dani, le volvería a llamar cobarde en el colegio al día siguiente, por eso tenia que ir, para que nadie se riera de el.
Se relajó, se debía de haber olvidado la dichosa camiseta en el armario, no pasaba nada, iría al otro lado de la habitación con mucho cuidado de no hacer nada de ruido y la cogería, poco a poco y tanteando el suelo con el pie en medio de la oscuridad consiguió llegar al otro lado de la habitación, estaba tan oscuro...pero el nunca había tenido miedo a la oscuridad, era un tío valiente y esa noche lo iba a demostrar. No sabia que camiseta coger, todas le parecían iguales al tacto, se decidió por la primera que había en el montón, palpó la parte de la etiqueta y se la puso.
Por la rendija de la puerta se intuía la luz de las farolas de la calle, que se colaba a borbotones en el salón, abrió con mucho cuidado de no hacer ruido, siempre sin hacer ruido y con las zapatillas en la mano y pasitos rápidos atravesó el salón, con el pomo en la mano hizo un repaso mental rápido, llaves, reloj, un par de monedas y un nudo en el estomago, no faltaba nada. Contuvo la respiración y trató de escuchar si sus padres se habían levantado, todo en orden.
Una vez en el portal de casa se calzó, (las zapatillas sobre el parqué de casa habrían hecho demasiado ruido), ya no había vuelta atrás, Dani y los demás le esperaban en el parque de al lado con el que sería su primer cigarrillo.
Gonzalo Sancho.
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1 comentario:
Que chulo! Venia buscando informacion para lo de alemania y que sorpresa me he llavado. En serio tio, mola un huevo y estaria genial que fueses colgando los textos que escribas.
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